Bruner
también habla de la utilización que hacemos del juego para obtener otros fines,
ya que con ello se corren ciertos riesgos que se deben tener en consideración.
Por ejemplo:
•
Sin desconocer que el juego es un modo de
socialización que prepara para la
adopción de papeles en la sociedad
adulta, al instruir a los niños sobre los valores de nuestra cultura podemos
fomentar en exceso la competitividad en
ellos.
•
También hay que ser cuidadosos cuando pensamos
en el juego con un valor terapéutico porque, aunque jugar con otros niños
resulta benéfico, corremos el riesgo de privarlos de su iniciativa.
•
El juego es un medio para mejorar la inteligencia, de acuerdo con
los usos que hagamos de él […] Hay por tanto, múltiples razones para
aconsejar que dejemos al niño libre, en
un medio honesto y rico en materiales, con buenos modelos culturales a los que
poder imitar.
Utilización del juego como
dispositivo para el aprendizaje
de la lengua y desarrollo del pensamiento.
de la lengua y desarrollo del pensamiento.
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